La caída de hojas recuerda a los productores de carozo que hay que empezar a actuar contra uno de los grandes males que afectan su producción: el cáncer bacterial.
El cáncer bacterial es producido por la bacteria Pseudomona syringae pv. syringae van Hall. Los principales medios de propagación de la enfermedad son la lluvia y el viento a través del salpicado de gotas, sin mencionar la comercialización de plantas infectadas desde vivero, que dicho sea de paso, es la principal forma de diseminación de la enfermedad en plantas nuevas. Esta bacteria vive de forma epífita, vale decir sobre los tejidos de planta o en malezas presentes en el campo, por lo que siempre existe un riego latente de infección. La probabiliadad de infección crece aún más con inviernos lluviosos y la presencia de heladas, las que al dañar los tejidos de la planta, pueden convertirse en la principal vía de entrada de este patógeno. Los síntomas de la enfermedad son muy claros: se observa una una emisión de goma en la planta, presencia de cancros acompañados con un olor característico a fermentación y la muerte de yemas, ramas, ramillas y en casos severos, la muerte de la planta completa.
No existe un control curativo para el cáncer, por lo que es necesario prevenir año a año el aumento de éste una vez que ya lo tenemos, o bien prevenir el ingreso del patógeno, en el extraño caso de encontrar algún huerto de carozos especialmente de cerezos, sin la presencia de esta enfermedad.
La recomendación es clave, se debe prevenir y para ello el uso de productos en base a cobre es fundamental. La utilización de Hidróxido de Cobre, Oxicloruro de Cobre, Óxido Cuproso, Sulfato Cupracálcico, entre otros, aseguran mantener a raya el avance la enfermedad. Se recomiendan aplicaciones en general en base a cobre, para frutales de carozo, a 20%, 50% y 100% de caída de hojas y cada 20 días hasta yema hinchada. Hay que considerar aplicaciones extras en caso de lluvias superiores a 40 mm o en caso de heladas bajo -3°C. La cantidad de aplicaciones invernales va a depender de la especie y variedad, recordando siempre que frutales como el Damasco y el Cerezo son los más susceptibles dentro de las especies prunoídeas.
Dentro de las aplicaciones invernales el uso alternado de sales de cobre e ingredientes activos como Dodine han mostrado un efecto positivo de control, lo que genera que la cantidad de cobre aplicado por hectárea/año disminuya considerablemente, abriendo la puerta a nuevos programas de control. Referente a esto último es necesario considerar que una de las principales falencias de Dodine es la persistencia en el tiempo, por lo que se recomienda su uso a inicio de receso y no hacia el final de este en yema hinchada. Otra opción de control es el uso de antibióticos, en general la aplicación de antibióticos se realiza como tratamiento inicial en huertos con alta presión de la enfermedad, para luego continuar el programa de aplicación mediante la utilización de sales de cobre. No se recomienda el uso prolongado de antibióticos con el fin de evitar la resistencia de la bacteria.
Finalmente el mercado ofrece productos biológicos en base a Bacillus spp; al respecto se debe considerar que la efectividad de cualquier agente de control biológico no puede ser comparada con la utilización de sales de cobre en este caso específico, por lo que se sugiere utilizar este tipo de productos de forma complementaria a un programa convencional y dirigir su uso a salidas del receso, dado que el uso de esta alternativa no genera ningún tipo de toxicidad en la planta.
Manejo cultural
Junto con la aplicación de productos a base de cobre, adoptar medidas de manejo de huerto que favorezcan el adecuado desarrollo de las plantas se hace vital. El manejo cultural radica principalmente en evitar heridas en la planta. En el caso de la poda de formación se recomienda siempre pintar los cortes con pinturas acrílicas de manera de sellar una puerta de entrada a la enfermedad, aprovechando de extirpar ramas afectadas por el cáncer. Por otro lado es necesario mantener un control de malezas óptimo y regular la fertilización, ya que el exceso de nitrógeno en la planta genera tejido más suculento y aumenta el riesgo de infección, no solo del cáncer bacterial, sino también de otras enfermedades a salidas de invierno como el corineo o tiro de munición (Corineum beijerinckii) y la cloca (Taphrina deformans)
Plantaciones nuevas
En plantaciones nuevas siempre es recomendado adquirir plantas sanas, sin la presencia de esta bacteria, labor que es sumamente compleja, ya que la mayoría de las veces adquirimos plantas que traen el inóculo desde el vivero. Por ello, se hace hincapié en tomar medidas preventivas desde un inicio, como utilizar pinturas en plantas nuevas que ayuden a disminuir el daño provocado por el sol en la madera, mantener una fertilización adecuada de acuerdo a los requerimientos necesarios de la planta y previo análisis de suelo, teniendo siempre presente que una planta equilibrada nutricionalemete es siempre más resistente a enfermedades que una planta con déficit o exceso de éstos.
En el caso específico de plantaciones de cerezo es necesario considerar la elección del portainjerto, dado que existen distintos tipos, con mayor o menor susceptibilidad, así por ejemplo el portainjerto Gisela 6 es uno de los más susceptibles a esta enfermedad, el portainjerto Colt presenta una resistencia moderada y aquellos con una mayor resistencia son Mahaleb y Mazzard.
El cáncer bacterial es una enfermedad que puede afectar seriamente las producciones de carozos si no se toman las medidas de resguardo necesarias. Sin embargo, el mercado ofrece variadas herramientas que en conjunto con buenas prácticas de manejo pueden aliviar los embates de esta enfermedad.
Por Héctor Tabilo
Ingeniero Agrónomo
Encargado del Departamento de Fitopatología
Centro de Evaluación Rosario, CER