Incidencia del clima sobre los resultados productivos de cereza en la temporada 2016-2017

  • by
Figura 1

Figura 1. Acumulación de porciones frío para la comuna de Rengo desde el año 2012 al 2016.

La temporada 2016-2017 se preveía como favorable para la producción de cereza, dado que la acumulación de frío durante los meses de entrada en receso invernal fue uniforme con un otoño que registró bajas temperaturas en los meses de abril, mayo y junio, facilitando un buen “cierre de yemas” y una entrada en receso homogénea. Al 31 de julio, en la comuna de Rengo (región de O’Higgins), se acumularon en promedio 65 porciones frío, siendo un 12% más que la temporada anterior (este valor varió dependiendo de la ubicación), lo cual de acuerdo a registros anteriores se considera suficiente para el desarrollo de los cerezos (Figura 1).

Figura 2. Registro de temperaturas mínimas, máximas y oscilación térmica entre los meses de septiembre y noviembre en la zona del valle de la Región de O´Higgins.

Figura 2. Registro de temperaturas mínimas, máximas y oscilación térmica entre los meses de septiembre y noviembre en la zona del valle de la Región de O´Higgins.

Esta acumulación de frío temprana y exponencial, sumada a temperaturas regulares y altas a salidas de invierno, permitió, además, que la salida del receso fuera homogénea, a diferencia de la temporada anterior provocando un adelanto en el desarrollo fenológico de esta especie sobre todo en variedades tempranas.  Sin embargo, la helada registrada a inicios de septiembre, fue el primer dolor de cabeza enfrentado por los productores. Según datos recopilados por el CER en la región de O´Higgins se registraron temperaturas de -1,5°C en la zona del valle, y de -3°C en la zona precordillerana (Figuras 2 y 3).

Figura 3. Registro de temperaturas mínimas, máximas y oscilación térmica entre los meses de septiembre y noviembre en la zona de pre-cordillera de la Región de O´Higgins.

Figura 3. Registro de temperaturas mínimas, máximas y oscilación térmica entre los meses de septiembre y noviembre en la zona de pre-cordillera de la Región de O´Higgins.

Esta helada dañó en mayor proporción a aquellas variedades que se encontraban en estados fenológicos más susceptibles , como son el estado de floración (que se ve afectado con temperaturas entre -2,2°C a -4,0°C) y frutos cuajados (post caída de chaqueta). Este último, para el caso del cerezo se ha reportado como el estado fenológico más susceptible registrándose daños con temperaturas de -1°C (INTA, 2016), sin embargo, también se tienen antecedentes en la zona central en donde esta temporada se observaron daños considerables en estados previos, como yema hinchada.  La floración que por condiciones invernales se pronosticaba homogénea y concentrada, se extendió dificultando los manejos productivos para este período. Se estima que, dependiendo la variedad y la zona geográfica, hubo pérdidas entre un 10 % a un 70% por efecto de estos acontecimientos climáticos. Y las malas noticias no iban a cesar.

Figura 4. Fotografía del daño por efecto de la lluvia en cerezos Royal Dawn en la comuna de Rengo, Región de O´Higgins.

Figura 4. Fotografía del daño por efecto de la lluvia en cerezos Royal Dawn en la comuna de Rengo, Región de O´Higgins.

A mediados de octubre, luego de un invierno seco (en promedio en la zona central se registró un 30% menos de precipitación), llegaron las lluvias en forma concentrada. Esto significó un gran problema, dado que las variedades tempranas como Royal Dawn, Brooks y Santina que estaban más adelantadas en su desarrollo (color pajizo a viraje de color en la región de O´Higgins), sufrieron pérdidas entre un 30% y 70% (Figura 4).

Estos acontecimientos abrieron la oportunidad de evaluar las alternativas para la protección de cultivos, desde la aplicación de productos para disminuir la partidura de frutos, hasta el efecto de los techos y cobertores plásticos, los que, según datos recopilados por el CER, tuvieron un efecto en disminuir el porcentaje de daño, aunque este superó de igual manera el 30% para todos los casos estudiados, a causa de los 20 mm acumulados en dos días en la comuna de Rengo, una de las principales zonas productoras de cereza de la región (Figura 5).

Figura 5. Registro de precipitaciones durante los meses de septiembre y noviembre en la comuna de Rengo, Región de O´Higgins.

Figura 5. Registro de precipitaciones durante los meses de septiembre y noviembre en la comuna de Rengo, Región de O´Higgins.

A esta situación se sumó, además, una primavera extremadamente cálida. De acuerdo a la Dirección General de Aeronáutica Civil y su Oficina de Cambio Climático, el 2016 se convirtió en el año más cálido de la historia a nivel mundial afectando a la zona central del país en donde se presentaron las temperaturas medias más altas en los últimos 56 años, con una acumulación térmica superior al promedio histórico de 6% para la región de O’Higgins.

Todos estos antecedentes incidieron en que las cosechas, se adelantaran un promedio de 10 a 15 días dependiendo de la zona, lo que a nivel comercial afectó aumentando los volúmenes exportados los meses de diciembre y enero. Según IQonsulting las estimaciones de exportaciones de cerezas para esta temporada bordeaban las 95.000 toneladas, un 13% más que la temporada anterior, sin embargo, debido a las heladas de septiembre y a las lluvias de primavera, el volumen fue menor de lo pronosticado, exportándose hasta la tercera semana de enero un total de 90.430 toneladas lo cual equivale a un 10% más para el mismo período en la temporada 2015-2016 (SAG/ASOEX). Cabe destacar que durante la semana 47, se exportó 10 veces más cerezas en comparación a la temporada anterior, concentrándose un peak en la semana 51 (17.216 toneladas). Considerando que más del 80% de las cajas tiene como destino China, el hecho de exportar con mayor anticipación este año presentó un desafío en la logística de exportación, debido en gran parte a que el volumen exportado en diciembre se envió por avión (marcando un récord en cuanto a volumen de exportación por este medio). Esta situación preocupó a la industria por el nivel de oferta, ya que a diferencia de años anteriores existió un mayor volumen de fruta previo al “Año Nuevo Chino” (festividad que se adelantó esta temporada en dos semanas) frenando el mercado al inicio de la temporada, sin embargo, la situación mejoró con las variedades más tardías.

Una de las principales preocupaciones y que repercutió en el precio, fue la calidad de las cerezas tempranas, ya que se registraron calibres más pequeños y problemas de pérdida de firmeza, asociados a las altas temperaturas registradas que afectaron a la zona central.

El 2016 fue un año con muchos inconvenientes climáticos, con dos sucesos importantes que disminuyeron la producción y la calidad de fruta, pero ¿Cómo está preparada la industria para enfrentar situaciones climáticas adversas y distintas todas las temporadas?. A nivel de investigación por parte de las universidades, y centros de investigación se está trabajando en buscar soluciones, principalmente asociadas a los manejos contra estreses abióticos durante los períodos de mayor susceptibilidad de la fruta, como por ejemplo identificar los factores que impactan en la disminución de la partidura de fruta en precosecha y/o que mejoran la calidad y condición de la fruta, implementar estrategias que disminuyan el efecto de una helada mediante la evaluación de cubiertas plásticas y cómo se deben modificar los programas de fertilización y las pautas de riego bajo esta condición, ya que según datos preliminares (Datos no publicados CER, 2016), se ha concluido que su uso disminuye en un 20% el consumo de agua (asociado al aumento de la disponibilidad de agua en el suelo), además de evaluar alternativas que disminuyan los problemas asociados a altas temperaturas en postcosecha, como lo son el daño por golpe de sol, la incidencia de frutos dobles y una entrada homogénea en el receso, considerando que Chile se está volviendo más cálido.

Según un estudio de la Dirección Meteorológica de Chile los últimos 6 años el promedio de la temperatura anual alcanzó 16,3 °C, mientras que durante el 2001-2010, la temperatura promedio fue de 15,9, es decir, aumentó más en 6 años, que en los últimos 100, y la situación no se proyecta de manera diferente en el futuro, ya que la disminución de las precipitaciones de la zona central y sur del país será de 20-30%, en el escenario más pesimista. Por este motivo, se hace cada vez más urgente realizar un esfuerzo en forma mancomunada del sector público y privado con el fin de financiar investigaciones que contribuyan a la búsqueda de alternativas destinadas a disminuir los efectos de un futuro con un clima cada vez más hostil (pero con más herramientas) para la producción de cerezas en el principal país exportador de este cultivo.