Las plantas pueden ser susceptibles a una variedad de patógenos que rápidamente pueden pasar de afectar a una planta a un cuartel o huerto completo. Debido a las actuales necesidades del mercado sobre el control de fitopatógenos, los huertos se han orientado a una disminución en el uso de productos químicos, a fin de obtener fruta con un menos número de residuos, evitar el desarrollo de resistencias y disminuir costos por disminución del número de aplicaciones de agroquímicos durante la temporada. Lo anterior, en conjunto con el desarrollo que ha presentado la industria orgánica ha convertido al uso de los bioproductos en una herramienta eficaz dentro de un plan de manejo integrado.
Los bioproductos están constituidos principalmente de hongos y bacterias benéficos con la capacidad de limitar el desarrollo de los patógenos evitando así las enfermedades que causan, convirtiéndose en una alternativa ecológica al uso de fungicidas químicos. Entre las principales ventajas que confiere el uso de bioproductos se encuentran la reducción del uso de fungicidas químicos, en la mayoría de los casos son más seguros de usar; pueden ser utilizados por los productores orgánicos, por lo general son menos fitotóxicos, y pueden ser utilizados en rotación con productos químicos.
A través de los bioproductos, los microorganismos controlan a otros microorganismos a través de distintos mecanismos entre los que se encuentran:
- Competencia directa: los bioproductos actúan como una barrera de defensa alrededor de la estructura vegetal sobre la que fue aplicado compitiendo por espacio y sustrato con el agente patógeno.
- Antibiosis: los bioproductos son capaces de producir químicos con acción similar a la de los antibióticos que resultan tóxicos al patógeno.
- Depredación: los bioproductos atacan y se alimentan de los patógenos.
- Promoción de respuesta sistémica adquirida: los bioproductos con capaces de inducir en la planta un incremento en la producción de metabolitos y enzimas relacionadas con los mecanismos de defensa.
De acuerdo al listado “Insumos visados para uso en agricultura nacional, de acuerdo al D.S. N°2/2016” del Sub departamento de Agricultura Orgánica del SAG (actualizada en agosto de 2016), en Chile existen 21 productos formulados en base a microorganismos, de ellos, once cuentan con autorización de controladores biológicos y diez con autorización de plaguicidas. Entre los microorganismos utilizados en las distintas formulaciones de bioproductos con acción de control biológico o plaguicida, destacan los hongos del género Trichoderma y bacterias del género Bacillus, seguidos en menor proporción por mezclas de distintas cepas bacterianas y por la bacteria Agrobacterium tumefaciens (Figura 1).
Figura 2. Representación en el mercado de los principales microorganismos presentes en formulaciones de bioproductos.
Trichoderma sp. es uno de los agentes de control biológico más estudiados, debido a que ha demostrado tener un muy buen efecto en el control en condiciones de laboratorio y de campo de distintos fitopatógenos, en distintos ambientes y condiciones. La competencia por nutrientes, especialmente por carbono, es uno delos principales mecanismos de acción de Trichoderma sp., dado a que tiene una mayor capacidad de movilizar y tomar nutrientes del suelo que otros microorganismos, atenuando así la disponibilidad de nutrientes para los fitopatógenos. Adicionalmente, Trichoderma sp. secreta moléculas involucradas en el proceso de antibiosis limitando el desarrollo de patógenos de forma indirecta o de degradación directa de la pared celular del patógeno una vez que ambos microorganismos entran en contacto. Otro mecanismo de acción utilizado por Trichoderma sp. es la inducción de resistencia sistémica aumentando así la capacidad de defensa de la planta frente a variados patógenos.
Las distintas especies de Trichoderma sp. son capaces de controlar un amplio rango de hongos fitopatógenos, desde aquellos que habitan en el suelo y afectan el desarrollo radicular de los cultivos como Pythium sp., Rhizoctonia solani, Fusarium sp. y Phytophthora sp., hasta patógenos asociados a distintas pudriciones en distintos frutales como pudrición gris (Botrytis cinerea), pudrición morena (Monilia fructicola), Geotrichum candidum y Venturia sp.
Por otro lado, bacterias del género Bacillus han sido las más utilizadas en el mercado de los biopesticidas, debido a que son capaces de habitar variados ambientes, pueden sobrevivir bajo distintas condiciones y producen compuestos benéficos para la planta. Distintas enzimas secretadas por estas bacterias como proteasas, quitinasas y glucanasas, contribuyen en la supresión del agente patógeno de forma directa. Bacillus sp. es capaz de formar un biofilm estable durante la colonización del tejido vegetal, característica crucial en la competencia por espacio con el agente patógeno. En relación a la competencia por nutrientes, Bacillus sp. es capaz de secuestrar el hierro disponible alterando su disponibilidad para otros microorganismos. Adicionalmente, Bacillus sp. también tiene la capacidad de elicitar resistencia sistémica inducida y promover el crecimiento de la planta, lo que tiene como resultado una reducción en la severidad de enfermedades casadas en un amplio rango de fitopatógeno.
Debido a sus características, las bacterias del género Bacillus se han utilizado para el control de bacterias fitopatógenas responsables de las enfermedades conocidas como peste negra (Xanthomonas arboricola pv. Juglandis) y cáncer bacteriano (Pseudomonas syringae pv. syringae) y hongos fitopatógenos responsables de pudrición gris (Botrytis cinerea), pudrición negra (Monilia fructicola), oidio (Erysiphe necátor) y mildiú (Pernospora destructor).
A fin de aprovechar al máximo las potencialidades del bioproducto escogido es importante saber cuándo usarlo, debido a que la introducción de un bioproducto en un plan de manejo no va a curar una planta que ya está infectada, por lo que es de especial relevancia que la aplicación del bioproducto se realice de forma preventiva a la aparición del desarrollo de la enfermedad. Adicionalmente, los bioproductos deben ser siempre usados de forma conjunta con el manejo cultural básico de saneamiento del huerto, que es la primera línea de defensa para la protección de la enfermedad, y como cualquier fungicida, el uso de bioproductos se debe aplicar de acuerdo con las instrucciones del fabricante. Finalmente, una de las principales ventajas del uso de bioproductos es que la mayoría puede ser usado en conjunto con fertilizantes, compuestos de enraizamiento e insecticidas y debido a que no dejan residuos pueden ser aplicados en momentos muy cercanos a cosecha.



