Oportunidades y desafíos de las Hortalizas en Chile

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Población en el mundo, 2050:

 

Según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), desde hoy al año 2050 la población crecerá a una tasa tal, que los habitantes en ese año superarán en un 34% a los actuales, llegando a 9.100 millones de personas. En esta nueva densidad poblacional, 7 de cada 10 individuos vivirá en una zonas urbanas (hoy son 5 de cada 10) y el poder adquisitivo de esta urbe se prevé tenga un mayor alcance. Para finalizar esta introducción al escenario que nos veremos enfrentados en 35 años más, quisiera entregar un último dato de la FAO: ¡Para alimentar esta alimentar esta población será necesario aumentar la producción de alimentos en un 70%!

Ante esta proyección, son varios los desafíos que debemos visualizar como industria; como por ejemplo, adoptar tecnologías que nos permitan ser más eficientes en el uso de la tierra para producir más, enfrentar las problemáticas de una mano de obra cada vez más escasa y agua limitada, cosechar productos cumpliendo con los exigientes estandares de inocuidad alimentaria y que además lleguen con las condiciones organolépticas requeridas a lejanos destinos; siempre con programas de producción que respeten el medio ambiente con el fin de obtener cosechas sustentables y sostenibles en el tiempo; todo esto adaptando al cambio climático que vivimos.

Bajo esta situación, en donde nuestras competencias se verán desafiadas, contamos con ventajas competitivas que nos permiten mirar con optimismo el futuro. Por ejemplo, nuestra privilegiada ubicación nos permite producir en contra estación de las principales urbes del mundo; China, India, Estados Unidos y Rusia, además de proveer a Brasil de ciertos productos. Por otra parte, nuestro país tiene acceso preferencial al 90% del PIB mundial mediante los acuerdos comerciales firmados.

 

Hortalizas en Chile, 2014:

 

Contextualizando la situación descrita, es de carácter priorativo describir la actualidad de las producciones de hortalizas en nuestro país y con esto trazar lo que serán las líneas de desarrollo en horizontes de corto, mediano y largo plazo con el propósito de generar un plan de acción que tenga como objetivo principal, el de posicionarnos como proveedores de hortalizas a las 9.100 millones de bocas que las demandarán.

Las producciones de hortalizas se encuentran a lo largo de todo el país; sin embargo, el 85% se concentra entre las regiones de Coquimbo y el Maule. 3,5 de cada 10 hortalizas se producen en la región Metropolitana, bodega de abastecimiento de nuestra capital.

Interpretando los datos del último censo agropecuario (año 2007), Chile se caracteriza por poseer una agricultura hortalizera atomizada (el 50% de los productores cae en la categoría de 0,1 a 4,9 Hectáreas), monocultivadora (generalmente los productores tiene un solo cultivo), de muchos intermediarios en la cadena de distribución (al menos 4), y de producciones de bajo valor agregado.

El párrafo anterior describe una situación que concibe riesgos; en nuestra situación actual, los productores pasan a ser tomadores de precios al no tener el poder de negociación ante los intermediarios. Debemos potenciar la asociatividad; la unidad nos entregará capacidad de optar por mejores precios, además de bajar costos, generar programas e integrarnos en la cadena comercial, trabajar en conjunto sobre problemáticas comunes, etc.

 

Los logros de una organización son los resultados del esfuerzo combinado de cada individuo”. (Vince Lombardi)

 

Hay un tema crucial que no se debe dejar de lado, la investigación y desarrollo. Según datos de la FAO, la I+D agrícola es una de las inversiones más productivas; los resultados entregados de centros de I+D generan tasas de rendimiento que impactan en un rango de un 30% a un 75%; sin embargo, la investigación agrícola es una de las líneas que trabaja con menores recursos si se le compara con otros rubros. Si nuestra misión, de aquí a 35 años es aumentar la disponibilidad de alimentos en un 70%, debemos cimentar ese crecimiento en nuevos conocimientos.

Chile se encuentra en un escenario, a mis ojos, bastante optimista. Nuestro país nos entrega zonas agroclimáticas de variadas características, lo que nos permite producir diferentes especies en distintas épocas, dándonos la posibilidad de ofrecer un menú variado de hortalizas, frescas para nosotros, y frescas para un mundo concentrado en el hemisferio norte; cualidad determinante en la compra de un consumidor. Tenemos ventajas competitivas como país. Si a lo anterior, le sumamos un trabajo de propósito entregar valor agregado a nuestras cosechas, el rubro de las hortalizas se presenta como una tremenda oportunidad que no debiésemos desaprovechar.

 

Sin embargo, no estamos faltos de desafíos: Hoy, el 80% de la producción de hortalizas (comercializada en ferias libres, verdulerías y mercados) cae en el uso excesivo de agroquímicos ya que no existe un ente que fiscalice, regule o exija mayor inocuidad en estos puntos de venta. La regulación viene por parte del retail, en donde programas de producción y límites de residuos se hacen valer, sin embargo, representa solo el 20% de la comercialización nacional. Este debe ser un punto de acción a corto plazo; hoy existe productos cero residuos con tecnología que permiten un buen control, pero los productores no los conocen. El bajo acceso a la información de los productores hortalizeros es un tema vital, debemos proponer estrategias de difusión potentes, apoyar a INDAP con herramientas de producción más amigables y sanas, proponer un incentivo a la producción más limpia y ejercer fiscalización en terreno. Es altamente preocupante el hecho que hoy, son nuestras familias las que consumen más residuos que vegetales.

 

A mediano y largo plazo, las líneas de desarrollo debiesen apuntar a abrir la paleta de productos que actualmente se ofrecen, habilitar nuevas zonas productivas, desarrollar tecnologías de embalajes y nuevas presentaciones, apuntar a la mecanización, promover la cooperación entre productores, integrarnos verticalmente en la cadena de producción, etc. Estas características junto a tantas otras, nos entregarán diferenciación, nuevas tecnologías, inteligencias de mercado, aspectos fundamentales para abordar con éxito el futuro.

 

Conclusión:

 

Tendremos 9.100 millones de habitantes a los cuales alimentar, concentrados en las urbes del hemisferio norte, a los cuales les podremos entregar productos frescos, con ventajas nutricionales e inocuos, tanto en la alimentación humana como amigables con el medio ambiente. Los invito a pensar y usar la creatividad; solo con proyectos innovadores y diferentes a lo que hacemos hoy generaremos el cambio que nos permita dar el salto.

 

Chile representa a un 1% de la explotación mundial…Crecer debiese ser fácil, lo importante es que lo hagamos con una estrategia inteligente que nos permita construir un escenario favorable para una posterior maduración en los mercados, con productos de calidad que permitan posicionar al país como uno de los mayores y mejores productores de hortalizas en el mundo, siguiendo la estrategia de perfilar a Chile como potencia agroalimentaria.

 

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