Influencia de los factores climáticos en la disminución de la cuaja en ciruelos.

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En general la floración en especies frutales es un proceso que está definido antes de que se exprese de manera visible en la planta. En frutales de carozo, por ejemplo, el proceso comienza en la temporada anterior, con la inducción y posterior diferenciación floral.

 

El ciruelo japonés (Prunus salicina L.) es una especie de carozo autoincompatible en la mayoría de los casos, es decir, no es capaz de fecundar sus óvulos con polen procedente de la propia variedad, por lo que necesita de polinización cruzada entre dos variedades compatibles con presencia de agentes polinizadores (abejas) en el momento de la floración.

 

Además de la alta compatibilidad que debe existir entre la variedad a polinizar y el polinizante, es importante tener en cuenta la cantidad, distribución de ellos en el huerto, que la producción de polen sea abundante y que florezcan al mismo tiempo ambos cultivares.

 

Para trasladar el polen desde las partes masculinas de las flores del polinizante hacia las partes femeninas de la variedad a polinizar, se necesitan insectos que serán los transportadores de polen. Dentro de los insectos, las abejas juegan un rol fundamental; estas necesitan de polen y néctar como sustrato alimenticio, por lo que es relevante tener un polinizante con flores atractivas para estos insectos y ricos en néctar y polen.

 

Se deben considerar los factores que tienen directa relación con el agente polinizador, como son la cantidad de colmenas y su distribución en el huerto. Respecto de lo primero, el número de colmenas va a depender de las condiciones ambientales en que se desarrolle la floración, su duración, el grado de atracción que presentan las flores a las abejas y la densidad de plantación, entre otros. Con respecto a la distribución de las colmenas en el huerto, esta debe ser homogénea y estar ubicadas en lugares calurosos y secos. Es necesario contar con colmenas de buena calidad (libres de plagas y enfermedades), con un número mínimo de 8 marcos por colmena, abejas por ambos lados del marco, la presencia de una abeja reina responsable de mantener crías en el interior (que serán las que demandarán alimento) y que el número de abejas recolectoras que entran a la colmena por la piquera sea sobre 60 por minuto a la hora de mayor actividad. Las colmenas deben ser colocadas en inicio de floración, eliminando malezas de flores llamativas con el fin de disminuir la competencia entre estas flores con la flor del ciruelo.

 

Todo lo anterior, es básico a la hora de programar técnicamente una buena polinización, sin embargo para terminar el proceso y asegurar el éxito, se debe considerar un factor externo inmanejable, y que puede ser determinante durante este proceso, como es el factor climático.

 

La época de floración, está determinada por la acumulación de horas frío durante el periodo invernal; en el caso del ciruelo japonés varía entre 400 y 900 en la zona central, y la posterior acumulación de días grado mediante la exposición a altas temperaturas que según CIREN, 1989, varía entre 220 a 250 en variedades tempranas y 1100 días grado para las variedades tardías. En función de lo anterior, la floración del ciruelo se inicia temprano en la temporada, entre agosto e inicios de septiembre, y varía dependiendo de la variedad, el portainjerto y la localidad.

 

Las abejas tienen un comportamiento que depende en gran medida de las condiciones climáticas. La mayor actividad se registra con temperaturas entre 15 y 26°C, disminuyendo a medida que ésta desciende, llegando a ser nula cuando es inferior a 10,5°C. Vientos superiores a 18 km/hr dificultan el vuelo de las abejas y la presencia de lluvias lo limita completamente, de esta manera, ambos factores tienen un impacto directo sobre la polinización del ciruelo.

 

Durante la presente temporada en diversas localidades de la zona central del país, se registraron bajas temperaturas. El 13 y 26 de agosto en la localidad de San Francisco de Mostazal se observaron -2,9 y -0,7°C respectivamente. En septiembre las temperaturas mínimas los días 10, 11 y 12 bordearon entre -0,4 y 0,8°C en diferentes localidades de la sexta región. Con respecto a las precipitaciones, abarcaron desde la semana del 18 de agosto y de manera intermitente no se detuvieron sino hasta pasada la semana del 15 de septiembre. Las lluvias, entre el 23 y 25 de agosto alcanzaron los 11,8 mm y entre el 30 de agosto y el 5 de septiembre bordearon los 37 mm en la localidad de San Francisco de Mostazal. En la localidad de Rosario, entre el 30 de agosto y el 5 de septiembre se registraron 49 mm.

 

La floración de ciruelo japonés que comenzó a mediados de agosto coincidió con el escenario climático descrito en el párrafo anterior. Mientras que la floración comenzó, y se instalaron colmenas de abejas en los huertos, también se desarrollaron lluvias y bajas temperaturas que podrían haber afectado la polinización y posterior cuaja de frutos. Existe una probabilidad de que en algunos sectores o localidades la baja cantidad de fruta sea observable y pueda estar relacionado con los eventos climáticos ocurridos durante agosto y septiembre.

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